Ya tenemos en nuestro vivero al rey del otoño: el crisantemo. Una planta muy fácil de cultivar que no siempre goza de la fama que se merece, ya que en nuestro país está muy vinculada a la festividad de Todos los Santos.
Es precisamente su resistencia lo que ha convertido a esta flor de otoño en la más usada para homenajear a nuestros seres queridos en los cementerios. Pero esta conexión le aparta, en ocasiones, de ser una de nuestras opciones para decorar nuestro hogar en esta época del año.
A nosotros nos encanta esta planta, que presenta una gran variedad de flores muy decorativas, y por eso queremos contarte más sobre ella, para animarte a llenar tu casa de crisantemos los próximos meses.

El crisantemo, una flor para el frío
Una de las curiosidades de esta planta es que no hay muchas especies -unas 30- pero sí hay muchas diferencias entre ellas. Los más populares son los conocidos como crisantemos de tipo margarita, ya que su flor se parece mucho, con sus pétalos blancos y su centro amarillo. Hay crisantemos con flores acolchadas (con pétalos puntiagudos), crisantemos tipo flor de araña (pétalos largos y delgados, como si fueran las patas de un arácnido), crisantemos del tipo anémona (sus flores tienen un disco central con pétalos que lo rodean), crisantemos del tipo pompón… Y es que pocas plantas presentan tal variedad de flores, tan bonitas y tan decorativas.
El crisantemo es una planta vivaz: se agota en invierno pero vuelve a brotar en primavera. Puede alcanzar una altura de hasta metro y medio, dependiendo de las condiciones y cuidados. Si vas a colocarlo en tu jardín o en una maceta debes tener en cuenta que a esta planta le gusta tener espacio para crecer.
Cuidados para el crisantemo
- Para que sus pétalos puedan abrirse correctamente y puedes disfrutar de la belleza de su floración, tu crisantemo debe estar situado en una zona muy luminosa pero sin que le dé la luz del sol directamente.
- El riego de esta planta es sencillo: cuando la tierra se está secando. Como siempre decimos, te recomendamos introducir el dedo en la tierra un par de centímetros para comprobar si está húmedo. De ser así, espera. En general, tu planta te pedirá agua unas dos o tres veces por semana. Riégalos por inmersión o por absorción a través de la raíz, colocando un plato con agua en la parte de abajo de la planta.
- Acuérdate de abonar tu crisantemo con un abono para plantas de flor o con un abono orgánico.
- Ten cuidado con las corrientes de aire, pueden provocar que la flor se marchite o se dañe.
- Elimina las flores y hojas secas periódicamente, para que la planta pueda desarrollar nuevas flores con más fuerza y dedicar toda su energía a los nuevos capullos y brotes.
Enfermedades del crisantemo
Las enfermedades más comunes del crisantemo suelen ser enfermedades fúngicas:
- Roya blanca: la identificarás porque aparecerán unos pequeños bultos de tonalidad naranja en el envés de las hojas, que al germinar producen unas manchas blanquecinas. Esta enfermedad es más frecuente entre primavera y otoño.
- Verticilosis: esta enfermedad es la que más daño causa al crisantemo. Provoca el amarilleamiento y marchitez de las hojas, seguido por las ramas, que hace que empiecen caerse las hojas de la planta. Es un hongo que permanece sobre el suelo y contamina a las raíces de la planta.
En cuanto a las plagas, algunas de las más habituales son el pulgón verde y marrón, el nematodo y los trips.
Curiosidades del crisantemo
Esta planta procede de China, donde empezaron a utilizarse para decorar antes del 1.500 a.c. Fueron tan populares que una antigua ciudad china fue llamada Ju-Xian que significa ‘Ciudad del crisantemo’.
Hacia el siglo VIII llegó a Japón, donde el emperador del país la adoptó como flor del sello imperial. ¿Sabías que, de hecho, la esfera que aparece en la bandera japonesa no representa el sol naciente como se cree, sino que en realidad es el corazón de un crisantemo despojado de sus pétalos? Se trata de una flor muy importante en Japón, hasta el punto de poseer un festival en su honor: el Festival de la Felicidad.
A Europa fue traída en el siglo XVII. El botánico Carlos Linneo la nombró con el prefijo griego krysour- (dorado, que era el color de las flores originales), y la desinencia superlativa anthemon (flor). Es decir: «flor dorada».
El significado de esta flor varía en función a los países. En China simboliza la sabiduría. En Japón, la felicidad y placer, así como el poder; en Estados Unidos es el símbolo de la alegría y en Méjico se regalan crisantemos para declarar el amor. En nuestro país esta planta simboliza paz y descanso eterno.
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