Aunque no siempre llegue acompañada del sol y de subidas de temperaturas, la primavera siempre llega puntual. Lo hace desde la copa de los cerezos, almendros y manzanos que nos alegran la vista y nos animan tras el largo invierno. La primavera en flor nos saca de nuestro letargo y nos hace soñar con días de mucha luz y tardes de verano.
La primavera en flor: La flor del cerezo
Esta es una de las flores más laureadas en el mundo. En Japón, la sakura -cerezo en flor en japonés- es uno de los símbolos más conocidos de su cultura. Cuando llega el momento de su florecimiento, en el país asiático se celebra el festival de hanami en su honor y los japoneses se reúnen con amigos y familia bajo los árboles. El cerezo japonés significa, para ellos, la naturaleza efímera de la vida. Además, su flor representa inocencia, simplicidad y, cómo no, primavera.
Este árbol ornamental es de la familia de las rosáceas y es originario de China, Corea y Japón. Sus flores, que generalmente aparecen a inicios de la primavera, pueden ser de distintos colores y tonalidades, especialmente de color rosa pálido; y se agrupan en ramilletes colgantes por toda la rama. Algunas variedades son cultivadas para florecer más tarde y su flor luce en otoño.
Es un árbol ornamental, que no produce frutos, pero que se cultiva por su espectacularidad al florecer. En verano sus flores son reemplazadas por un rico follaje verde que proporciona una amplia sobra. Muchos de estos ejemplares alcanzan los 8 metros de altura, aunque en su hábitat natural y con el cuidado adecuado, pueden llegar hasta los 22 metros. Existen más de 400 especies y, también, numerosos cultivares de setos que crecen en climas templados.
Si quieres que tu cerezo crezca sano y luzca más bonito cada primavera es muy importante que lo coloques en un lugar a pleno sol, con un suelo profundo, fértil, arenoso y húmedo; pero bien drenado. Esta planta no necesita demasiada agua, al contrario, sufre con el suelo húmedo y puede llegar a enfermedad, por lo que el gasto hídrico debería ser mínimo. No le gustan las podas así que hazlo únicamente para eliminar el crecimiento muerto, enfermo o marchito. Es un árbol perfecto para climas templados.
La primavera en flor: La flor del manzano
En Euskadi sabemos mucho de este árbol. El manzano, además de ser un árbol muy común por su fruto, es la materia prima de la sidra, uno de los nuestros productos autóctonos estrella. Pero, además, con la primavera y el buen tiempo, el manzano nos regala otro fenómeno similar al del cerezo japonés.
El manzano es un árbol de follaje caduco de la familia de las rosáceas, que se encuentra en todas las regiones templadas del planeta y tuvo su origen en la Europa Oriental. Este árbol prospera en climas fríos y, aunque la manzana sea una de las frutas más consumidas en el mundo, la mayor parte de la producción se destina a la fabricación de zumo, licores o sidra, entre otras bebidas.
Esta planta puede llegar a medir 10 metros de alto y vivir entre 60 y 70 años. Su flor, que aparece en primavera, es grande y puede ser blanca, rosa o roja; y se presenta en grupos de tres o de seis. La manzama, por su parte, hace su presencia en el otoño.
Si quieres plantar un manzano en tu jardín que sepas que una de sus principales características es que se trata de un árbol muy resistente. Riégalo abundantemente hasta que eche raíces. Después ya no necesita mucha agua, le basta con la de la lluvia. De hecho, aguanta estoicamente épocas de sequías. Eso sí, protégelo bien del viento ya que, como casi todos los árboles frutales, sufre mucho durante las heladas primaverales tardías.
La primavera en flor: La flor del almendro
El tercero de los árboles que nos alegran la vista y nos recuerdan que, por duro que sea el invierno, la primavera siempre llega; es el almendro. Esta planta nos regala unas preciosas flores entre el invierno y la primavera, una espesa sombra en verano y sus dulces almendras al empezar al otoño. ¿Se le puede pedir más?
El almendro es uno de los árboles más populares del mundo. Se trata un árbol caducifolio que pertenece a un subgénero del completo Prunus. Puede llegar a medir entre los tres y los cinco metros y tienen una larga vida. Es originario de las regiones montañosas de Asia Central y a España llegó gracias a los fenicios.
La flores del almendro, blancas y rosadas, pueden estar en grupos de dos a cuatro o aparecer en solitario y destacan por su aparición temprana, entre el invierno y la primavera, floreciendo sobre el tronco desnudo. Dentro de las variedades del almendro, encontramos algunas de floración temprana (durante el mes de enero), de floración tardía (febrero) y extra tardía (en marzo).
Este es un gran ejemplar para el jardín sostenible: no requiere riegos, apenas ha de ser abonado y vive bien aunque te olvides de podarlo. Su floración temprana hace del almendro una variedad sensible a las heladas por lo que requiere mucho sol y climas templados.
Si estás pensando en plantar alguno de estos u otros árboles frutales en tu jardín, echa un ojo a este vídeo de nuestro canal de youtube donde te explicamos las diferencias entre los árboles frutales a raíz desnuda y los enmacetados, y te ofrecemos unos prácticos consejos para su correcta plantación y mantenimiento.
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