La lavanda es una de las plantas aromáticas más populares del mundo gracias a su color y a su olor. Si quieres tener esta planta en tu jardín, te traemos una completa guía para aprender a plantar y a cuidar la lavanda.
La lavanda huele a verano y a aire libre, a frescura y a calma. Un perfume que nos transporta a las vacaciones y a la naturaleza y evoca libertad. ¿Y su color? Verano tras verano protagonizan las redes sociales los preciosos campos de lavanda en flor. Pero no menos espectaculares lucen estas plantas en nuestros jardines, nuestras casas o en pequeños ramos con los que decorar el interior de nuestro hogar.
La lavanda es un arbusto perenne de la familia Lamiaceae y hay más de 60 tipos de variedades. Gracias a su olor y su color se ha convertido en una de las plantas aromáticas más populares del mundo. Otro motivo de su éxito es que, dado su carácter rústico, esta es una planta fácil de cuidar. La podemos ver crecer y florecer incluso en zonas rocosas y a pleno sol.
Cuándo y dónde plantar la lavanda
Cuándo plantar la lavanda
Habrás leído que el mejor momento para sembrar la lavanda es en otoño, pero dadas las características del clima que tenemos aquí, el momento ideal para plantar la lavanda en Vitoria Gasteiz es a partir de marzo e, incluso, en pleno agosto. Una vez establecida en el jardín es perenne (¡y resistente a la sequía!)
Dónde plantar la lavanda
Puedes plantar la lavanda en maceta (escoge una con un diámetro de entre 30 y 40 centímetros) o directamente en el suelo.
Una de las exigencias de esta planta es la luz. Es fundamental que reciba sol directo al menos durante seis horas diarias. Otro aspecto importante a la hora de elegir la ubicación de tu lavanda es que esta planta necesita aireación y espacio. No conviene que las semillas crezcan apiladas unas sobre otras ni sobre otras plantas en los alrededores inmediatos. En este sentido, te recomendamos que tengas en cuenta también cuánto va a crecer tu lavanda.
También es importante que la lavanda crezca en un sustrato con buen drenaje, ya que sus raíces no toleran los encharcamientos, especialmente en invierno. Por ello, más importante que la fertilidad del suelo es, en este caso, el drenaje.
Cómo cuidar la lavanda
Regar la lavanda
Esta planta no es exigente en cuanto al agua pero sí es conveniente prestarle atención a la pauta de riego, especialmente en los meses de floración. En los meses fríos espacia los riegos y hazlo siempre en las horas centrales mientras que en los meses de calor deberás regar la lavanda una vez por semana (siempre que te asegures de que el sustrato está seco). Y, recuerda, en verano hay que regar a primera o última hora del día. Cuando riegues tu lavanda evita mojar las ramas y las flores de la planta para que no aparezcan hongos.
La temperatura ideal para tu lavanda
Lo cierto es que esta planta tiene la capacidad de soportar las heladas y los inviernos fríos, pese a que es originaria de climas cálidos suaves.
Abonar la lavanda
No hay que abonar en exceso esta planta porque podría provocar que las flores pierdan su aroma. Es suficiente con aplicar algo de fertilizante orgánico en los meses de crecimiento.
Podar la lavanda
Hay que realizar una poda anual de la lavanda antes de la floración o justo después de esta. La poda no debe ser demasiado agresiva, sin reducir la planta a menos de la mitad de su tamaño. Además, a finales de junio o principio de julio deberías podar las flores -justo a la altura del color- para favorecer una segunda floración en octubre.
Las enfermedades y plagas de la lavanda
Hongos
Como hemos dicho antes, esta planta necesita una tierra con buen drenaje y una buena circulación de aire. Es muy importante que dejes que el suelo se seque antes de volver a regar de nuevo. Si hay mucho calor y humedad, el hongo puede atacar la lavanda (lo sabrás porque las hojas se volverán de color marrón).
Moho negro
Puede aparecer porque tu planta no está recibiendo las horas de sol que necesita, porque el drenaje de la tierra es pobre o porque las plantas que la rodean están demasiado cerca. En este caso tendrás que transplantar y podar tu planta.
Pudrición de la raíz
Verás que las hojas de tu lavanda están marchitas o moribundas y el tejado de la raíz está descolorido. Si es tu caso evita el exceso de riego y procura que se establezca en suelo bien drenado.
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