El geranio es la planta más común en primavera tanto por su colorido como por su rusticidad. De hecho, el geranio es una de las plantas más cultivadas en todo el mundo, lo que dice mucho de su capacidad de adaptación. 

Pocas plantas simbolizan tan bien la primavera como esos geranios llenos de flor colgando de los balcones. Fíjate en tu calle y en tu barrio: seguro que no te cuesta identificar sus flores rojas, rosas o blancas o, menos habitualmente, moradas, amarillas o naranjas. 

Guía para aprender a cuidar los geranios

Lo cierto es que esta es una planta muy fácil de mantener y es muy agradecida en su floración, por eso es ideal hasta para las personas más novatas en el cuidado de las flores. Además, llenarán tu balcón de un aroma especial. Y aún hay más. ¿Sabías que se trata de una planta que tiene utilidades para la cosmética natural? De hecho su aceite se utiliza en tratamientos de problemas de la piel o dolencias a causa de golpes y hematomas. 

El nombre científico de esta planta es Pelargonium y es nativa del sur de África. El primer geranio que llegó a Europa fue el Pelargonium triste, apodado así por el color verde mate de sus hojas. Vino desde Sudáfrica, a bordo de uno de los barcos que atracaban en el Cabo de Buena Esperanza. Y durante muchos siglos se utilizó como planta medicinal: sus raíces se hacía un preparado para tratar infecciones respiratorias y cicatrizar heridas.

Tipos de geranios

Hay más de 240 variedades de geranios, aunque tres son las más habituales en nuestros balcones: 

  • Geranio zonal: esta variedad de geranio no cuelga. Es una planta compacta y con una flor de tamaño grande. 
  • Geranio hiedra colgante: este geranio cuelga y tiene también la flor grande. 
  • Geranio gitanilla: es también una planta colgante pero su flor es más pequeña. 

Otras variedades curiosas son el geranio limón, que sirve para ahuyentar los mosquitos y tiene un intenso olor a limón o el “old fashioned rose”, un geranio que huele a rosas.  

En este vídeo te enseñamos las tres principales variedades de geranios y te damos unos consejos sencillos para cuidar tu planta:

Cómo cuidar el geranio

Riego

El geranio necesita mucha agua. Riégala dos veces por semana durante la primavera y cuando suban las temperaturas aumenta la pauta a tres veces por semana. Ten en cuenta que el sustrato tiene que estar siempre ligeramente húmedo. Riega siempre tu planta por la mañana, para que se prepare para el calor que pueda sufrir durante el día. Eso sí: no abuses del agua. Elimina toda la restanta del plato para que sus raíces no se pudran. Nunca pulverices tus geranios y ni los mojes al regar, porque las gotas de agua sobre las hojas y las flores pueden provocar quemaduras solares. 

Ubicación

Colócala en el exterior, en una zona donde pueda disfrutar del sol a su gusto. Casi todas las variedades del geranio prefieren la exposición directa al sol, soportando temperaturas superiores a los 30 grados. Asegúrate de que tu geranio va a poder disfrutar del sol seis horas al día como mínimo. De lo contrario no podrán florecer adecuadamente. Eso sí, intenta que durante la tarde reciban algo de sombra para evitar una sobreexposición y que finalmente se estropeen. Esta planta no tolera el frío, así que en invierno tendrás que protegerlo: llévala al invernadero o métela en casa. Si la dejas fuera, deberás resguardarla junto a un muro o protegerla con mallas o plástico agujereado. 

Espacio

Los geranios necesitan un suelo con buena textura, suelto y que drene bien. Puedes optar por sustrato universal o una mezcla que tenga gran cantidad de materia orgánica. En cuanto a las macetas, los más habitual es que estén en macetas de unos 30-40 centímetros de diámetro

Abonado

Ayuda a tus geranios añadiendo abono líquido en los riegos para estimular la floración gracias al potasio y el fósforo. Este tipo de abonado ayuda a que la planta absorba de manera inmediata los nutrientes. En invierno abona la planta una vez al mes. En primavera y en otoño, en cambio, una vez por semana. En verano también hay que mantener esa pauta semana salvo en agosto, que bastará con hacerlo una vez en todo el mes. Recuerda siempre que el riego, también cuando lleva este aporte, es mejor hacerlo a primera o última hora del día. 

Los geranios pueden llegar a vivir 40 años o más si los cuidas bien.

Enfermedades y plagas del geranio

Es muy importante que revises a fondo tu planta una vez por semana o cada quince días para vigilar su salud. Te contamos algunos de los problemas que pueden afectar a tus geranios:

Plagas del geranio

Taladro del geranio:

Hablamos de los gusanos que salen de los huevos que ponen las mariposas en nuestros geranios. Estos gusanos suelen taladrar el tallo y van por dentro de la planta comiéndose el tallo desde el interior. Es una plaga que cuesta erradicar. Lo primero que hay que hacer es eliminar las partes dañadas e invadidas del geranio y aplicar un insecticida. Deberás usar uno sistémico, que actúa por dentro de la planta y son transportados por la savia. Esta plaga es muy habitual por lo que es importante que, en cuanto empiece el calor, apliques a tus plantas un insecticida sistémico a modo preventivo. De esta manera ‘vacunarás’ tus plantas y evitarás muchos problemas. 

Araña roja:

Esta plaga afecta a los geranios en primavera y verano. La araña roja, que mide unos 0,5 milímetros, se sitúa en el envés de las hojas y dado su tamaño, es imposible apreciarla a simple vista si no es a través de una lupa. Es más fácil que reconozcas su presencia por los síntomas que provoca en tu planta: hojas con manchas amarillentas, aparición de finas telarañas al principio que acabarán cubriendo parte de la planta después… Para evitar esta plaga, lo más adecuado es aplicar un insecticida durante los meses más fríos.

Mosca blanca:

Otra plaga que hace acto de presencia en cuanto las temperaturas empiezan a subir. La mosca blanca, con no más de 3 milímetros de tamaño, se alimenta de la savia de la planta por lo que en poco tiempo puede debilitarla de manera severa. Afortunadamente, es muy fácil de identificar: agita ligeramente la planta para ver cómo se crea una nube de insectos a su alrededor. Si tu planta sufre esta plaga, deberás tratar la planta con un insecticida específico para la mosca blanca. Como siempre, la prevención es la mejor opción ante la amenaza ante todo tipo de plagas. En este caso recuerda regar tus plantas adecuadamente y de forma continuada, sin encharcar el geranio; eliminar las malas hierbas y vigilar la presencia de hormigas (que protegen a la mosca blanca).

Flores del geranio

Enfermedades del geranio

Roya del geranio:

Causada por un hongo, esta es una enfermedad grave. Inicialmente observarás pequeños puntos circulares de color amarillo en el envés de las hojas. Las manchas crecerán rápidamente generando pústulas que, a los quince días, revientan liberando una serie de esporas que terminan por matar a la planta. Las partes dañadas de una planta con roya no se recuperan nunca, por lo que deberás permanecer atentos a los primeros síntomas. La única manera de evitar este problema es la prevención: ten en cuenta que la humedad y el calor favorecen su aparición, sobre todo si la planta ha sufrido algún daño como una mala poda, rotura de ramas por viento o plagas que se comen algunas partes de la planta. Recuerda siempre no encharcar tu planta, abonarla para fortalecerla y, tras la poda, sellar las heridas. 

Podredumbre gris:

La Botrytis, conocida comúnmente como moho gris o podredumbre gris, es un hongo patógeno y necrotrófico aparece en condiciones de excesiva humedad. Las partes invadidas se pudren y presentan un moho gris oscuro. Corta todas las partes afectadas de la planta y si el ataque es muy grave, deberás tratar tu geranio con fungicidas antibotritis. Para prevenir su aparición coloca tus plantas en un lugar ventilado ya que, como te hemos dicho, la humedad es el principal aliado de este hongo. Una primavera húmeda y lluviosa, por ejemplo, es muy propicia para que aparezca en el jardín. 

La poda de los geranios

Si los cuidamos correctamente los geranios pueden llegar a vivir ¡40 años! Para ello es importante también realizar una poda anual para rejuvenecer la planta y evitar que se espigue. Lo habitual es hacer esta tarea justo tras la floración veraniega, pero si vivimos en un lugar con inviernos muy duros y con muchas heladas, como en Vitoria Gasteiz, es mejor esperar a finales del invierno o principios de la primavera, justo antes de la floración. 

Hay que cortar las ramas directamente a ras del suelo. Lo haremos con los tallos que están más débiles o enfermos, y también con los tallos laterales para darle a la planta la forma que queramos y, además, fortalecer los tallos centrales, de los que nacerán las nuevas flores. Esta es una buena manera de rejuvenecer geranios viejos o intentar salvar plantas afectadas por la mariposa del geranio.